martes, 27 de febrero de 2018

El árbol de la ciencia de Pío Baroja


Siguiendo con mis lecturas de clásicos, en esta entrada de nuevo voy a hacer una reseña de un libro de otro de los grandes autores de la literatura española.

Título: El árbol de la ciencia
El árbol de la ciencia
Autor: Pío Baroja
Editorial: Caro Raggio: editor
Año: 1973
Páginas: 331
Género: novela

Sinopsis:
Para Azorín esta novela resume mejor que ninguna el espíritu de Baroja. Y efectivamente: sus principios filosóficos y sociales, la reacción frente a la miseria y el dolor, y los elementos autobiográficos hacen de esta obra muestra privilegiada del mundo del autor. Médico, como Baroja, el protagonista de «El árbol de la ciencia» asiste impotente a los desafueros de una sociedad mezquina y envilecida. Entre el determinismo fisiológico y la rebelión moral hay la búsqueda de un camino propio.

Mi opinión:
Me encantaría decir que he disfrutado horrores de esta lectura, pero no es así. Tampoco es que me haya disgustado. Simplemente, el libro ha pasado sin pena ni gloria por mis manos. Quiero decir, sé que es una novela importante, que me ha servido para comprender a Pío Baroja algo más (hay quien dice que Andrés Hurtado, nuestro protagonista, es un alter ego del autor), pero no me ha llenado.
A su favor diré que se lee rápido, el lenguaje es sencillo, hay diálogo, las descripciones no son tediosas… Sin embargo, la trama es bastante insulsa. El libro nos narra la existencia de Andrés Hurtado desde que ingresa en la Facultad de Medicina hasta el final de sus días. Lo que ocurre es que la vida de Andrés, aunque podría haber sido interesante, deja de serlo por su inacción y por su inherente y desesperante pesimismo.
Andrés Hurtado va enlazando decepción tras decepción, nada añade color a su vida, vida que hasta a él mismo aburre. No se encuentra bien en ningún sitio. Ni su familia, ni sus amigos, ni su profesión le llenan. Y las pocas personas que consiguen hacerle sentir bien, acaban por desaparecer (perdón por el mini spoiler). Andrés es un espectador de su propio deambular por el mundo. Se conforma, no lucha. Eso sí, teoriza mucho, a veces en exceso (algunas de las conversaciones con su tío, que ocupan capítulos enteros, se hacen pesadas). No obstante, de sus pensamientos sacamos algunas ideas muy interesantes.
Poco a poco, esa poca actitud, ese “pasotismo” hacia todo y hacia todos, se torna antipatía e incluso odio (se ve claro en su estancia en el pueblo). Andrés termina por mostrarse como un ser antisocial.
No te identificas con ninguno de los personajes, porque no los llegas a conocer. Tanto es así que yo ni llegué a distinguir a sus dos amigos, los que le acompañan en la carrera. No sabía quién era quien, y tenía que volver atrás para aclararme. Al final dejé de hacerlo, daba igual, su presencia en la novela es totalmente anecdótica, no tienen interés alguno para una trama que, en realidad, no es trama.
Si hay un personaje que me cayó bien desde el principio hasta el final fue Lulú. Es una mujer deslenguada, que no se adapta a la hipocresía de la que todos hacen gala. Tiene un carácter independiente, es inteligente y sabe calar bien a las personas. Sin embargo, está deprimida y a veces se muestra apática. Esconde un gran corazón, es sensible y es la que termina por humanizar a Andrés cuando más decepcionado por el mundo se encontraba.
Esta pasividad, esta abulia, termina por aburrir irremediablemente al lector a ratos. Lo que sí merece la pena del libro es observar el cuadro de la sociedad de ese momento que se nos presenta, bastante adecuado, aunque no deja de ser una resentida visión de la realidad.
La moraleja que se saca es que hagamos lo que hagamos, luchemos o no, las cosas no van a cambiar, hay un determinismo fatal que empuja al mundo a quedarse como está. Pesimista, ¿verdad? Yo a veces me hundía un poco mientras leía, pero no mucho, porque como os he dicho, no tenía cariño a los personajes, lo he leído sin implicación alguna, sin meterme en la historia.
Mi consejo, sinceramente, es que si os gustan los libros con mucha acción, no os lo leáis. Si, por el contrario, os gustan los libros que se limitan a contar una vida, puede ser una buena opción. Aunque la finalidad última de El árbol de la ciencia es conocer a Baroja.
Ha sido una reseña cortita, nos vemos en quince días. Ya habrá sido mi cumpleaños… Qué mayor me hago…

Citas:
“Así hemos encontrado el mundo y así lo dejaremos”.
“La ley siempre es más dura con el débil”.
“La moral del cobarde que exige el valor en otro”.
“Yo no creo como Calderón, que el delito mayor del hombre sea haber nacido. Esto me parece una tontería poética. El delito mayor del hombre es hacer nacer”.
“Hemos llegado a querernos de verdad porque no teníamos interés en mentir”.
“Pensar que al día siguiente de mi muerte el espacio y el tiempo seguirían existiendo me entristecía […] cuando me convencí por Kant que el espacio y el tiempo no significan nada, por lo menos, que la idea que tenemos de ellos no puede existir fuera de nosotros, me tranquilicé […]. Acabado nuestro cerebro, se acabó el mundo. Ya no sigue el tiempo, ya no sigue el espacio, ya no hay encadenamiento de causas. Se acabó la comedia, pero definitivamente. Podemos suponer que mi tiempo y un espacio sigan para los demás. ¿Pero eso qué importa si no es el nuestro, que es el único real?”.

lunes, 12 de febrero de 2018

La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca


Hoy toca reseña literaria. Como sabéis, estoy leyendo bastantes clásicos españoles por las oposiciones, así que hoy toca hacer una reseña de uno de ellos: La casa de Bernarda Alba de uno de los autores más grandes que ha dado nuestra literatura: Federico García Lorca.

Título: La casa de Bernarda Alba
Autor: Federico García Lorca (edición de Allen Josephs y Juan Caballero)
Editorial: Cátedra
Año: 1981
Páginas: 199
Portada de La casa de Bernarda Alba
Género: teatro

Sinopsis:
La casa de Bernarda Alba es el final y la cima de la trayectoria dramática de Federico García Lorca. En ella se desarrolla el conflicto entre dos fuerzas mayores: el principio de autoridad ciega, con sus secuela de orden y poder, y el principio de la libertad instintiva en su lucha imposible y permanente por imponerse. Una trágica visión del alma humana universal, de la sociedad y, como prefiguración genial, de la realidad española de 1936.
Esta edición de la obra maestra lorquiana quiere seguir siendo hoy, cuarenta años después, una propuesta y una meditación.

Mi opinión:
No he leído toda la bibliografía de Lorca. No soy una experta en él. Pero puedo decir que todo lo que ha llegado a mis manos de su parte me ha encantado. Lorca tiene el don de conmoverme con sus palabras. Sus metáforas me llegan, me hacen sentir exactamente lo que él pretende transmitir. Consigue algo que no todos logran, que mis sentidos trabajen a la vez que mi cabeza mientras leo. Me vienen olores, imágenes, sonidos, sabores, la piel se me eriza. Y luego está la belleza ya no en lo que cuenta, si no en el cómo lo cuenta. Se expresa de una manera que a mí me colma los oídos simplemente por lo bonito. Vamos, que soy bastante fan de Lorca.
Me hubiese encantado ver La casa de Bernarda Alba representada. Tuve la ocasión de ir a Bodas de sangre y me encantó. Y vibré con la película de La novia. Por eso me he quedado con las ganas de que esta obra, también me la cuenten. Porque el teatro siempre es más satisfactorio verlo que leerlo. Tal vez por eso, me sigue gustando más Bodas de sangre que La casa de Bernarda Alba.
Esta obra no está escrita en verso. Sin embargo, sigue manteniendo esa forma poética que tanto cautiva y que Lorca manejó tan bien. Se nos olvida que está en prosa muchas veces. Lo recordamos cuando nos falta la rima.
La casa de Bernarda Alba nos narra la historia de una mujer autoritaria que se encierra con sus hijas tras la muerte del padre. Este castigo impuesto por la madre afecta de especial modo a Adela, que se retuerce por no poder ser vivir el amor libremente. Adela está enamorada de Pepe el Romano (un personaje omnipresente que no aparece físicamente en todo el libro), y el amor es correspondido. Aun así, este hombre va a prometerse (o se ha prometido, no lo recuerdo), con la mayor, Angustias. Además, otra de las hermanas, Martirio, también está interesada en Pepe. Esta situación, empeorada por el difícil carácter de su madre, nos conduce irremisiblemente hasta el fatal desenlace.
La historia es mínima, no hay grandes giros ni acontecimientos, lo que importa es la sensación de angustia, de agobio, que Lorca nos transmite. Las mujeres confinadas sin poder salir, algunas resignadas, otras, por el contrario, deseosas de romper las cadenas que las atan y ser libres. El calor sofocante que se amontona dentro de las paredes de la casa, que se junta con el que las pasiones despiertan (amor, odio, celos), crea un clima de creciente desesperación. Nos preguntamos cómo todo eso va a explotar, porque está claro que tal tensión no puede durar mucho tiempo.
También hay pasajes que hablan de la vida exterior en el campo, de esfuerzo de los trabajadores, de la tierra, que le sirve a Lorca para transmitirnos sensaciones de bochorno, de fuego (externo e interno). Los hombres están fuera, trabajando, pero libres de hacer lo que les plazca. Las mujeres permanecen dentro, enclaustradas, alimentando el deseo.
El autor se vale principalmente del símbolo del agua, la falta como prisión, el ansia de ella como liberación.
Bernarda es un personaje que desde el principio se nos transmite como odioso. Intenta dominar sobre todo y manejarlos a todos. Y lo consigue, porque le tienen miedo. No obstante, aunque cree que tiene todo controlado, no es así. Hay algo que se le escapa, y es esa historia complicada que Pepe el Romano provoca en tres de sus hijas. Bernarda, a pesar de su carácter inquebrantable, falla. Falla porque ha hecho a sus hijas desdichadas al someterlas, y ellas escapan por las pequeñas rendijas de libertad que encuentran. Al final, Bernarda no es mejor que nadie, es un engaño. Su “gobierno” termina por ser una mentira.
Me ha gustado La casa de Bernarda Alba, aunque, sinceramente, me esperaba algo de más complicación en la trama. Es un libro cortito que se lee enseguida. Yo os lo recomiendo si os apetece leer algo de Lorca que no sea poesía.
Nos vemos en quince días.