lunes, 24 de julio de 2017

Mi viaje a Portugal

Hoy voy a hacer una entrada un poco distinta. Estas vacaciones estuve en Portugal, y he pensado que sería una buena idea compartir con vosotros lo que hice en el viaje, lo que me gustó y lo que no, y algunas curiosidades. Tal vez os interese y os sea útil si tenéis pensado ir en un futuro, y si no, así conocéis un poco este país. Antes de nada, aviso de que esto no es una guía de viaje, os voy a dar mis opiniones, de manera que no esperéis información histórica o cultural ni cosas de esas, no soy especialista y no quiero meter la pata, así que prefiero no arriesgarme.

El viaje:
Fui a Lisboa desde Madrid (desde Chamartín, para ser exactos). Existe un tren-hotel de Renfe que viene muy bien para todos aquellos que, como yo, evitáis el avión siempre que sea posible. Realiza el recorrido de noche (son unas diez horas), está pensado para que vayas dormido/a. Yo no fui en literas, fui en asientos, porque iba con mi novio y si queríamos literas nos mandaban a vagones distintos porque hacen distinción según el sexo. Si vais cuatro personas podéis coger el departamento entero independientemente de si sois chicos o chicas.
Ir en litera tiene la ventaja de que vas tumbada, pero lo malo es que no te puedes sentar y, por lo que vi, son unos espacios enanos. Ir sentada tiene la incomodidad que presenta intentar dormir sentada, aunque al menos te puedes mover si te cansas. Los asientos son bastante cómodos y te apagan la luz. Eso sí, a las tres de la mañana o así aparece el revisor para pedirte el billete….
El tren llega hasta la estación de Oriente. Nosotros pensábamos que no había más paradas, pero estábamos equivocados, hay una más en Santa Apolonia. Desconocedores de esto, nos apeamos en la de Oriente y tuvimos que coger otro tren desde allí, siendo que la de Santa Apolonia estaba al lado de nuestro alojamiento… Bueno, cosas que pasan.

Lisboa:
En Lisboa estuvimos tres días, pero uno de ellos lo empleamos en ir a Sintra. En dos jornadas se puede visitar la ciudad perfectamente.
Antes de nada, si vais a Lisboa llevaos unas buenas zapatillas y preparaos para ejercitar las piernas. Todo es cuesta arriba y cuesta abajo. A mí me dolían los gemelos horrores… Claro que yo no soy muy deportista, igual para una persona más entrenada es un paseíto…
El primer día nos quedamos por la zona de la Alfama  por la mañana y por la tarde fuimos hasta lo que es más propiamente el centro, el Baixa Chiado.
La zona de la Alfama, me dio la sensación de estar un poco descuidada. Para ser una capital de país, podrían tenerla más curiosa. Tal vez esté así porque es parte de su encanto, no sé. Entramos al Panteón. Las vistas son muy bonitas desde arriba, pero el edificio en sí no tiene mucho de especial. Allí están las tumbas de personas ilustres del país.
También fuimos al Castillo de San Jorge. Para lo que ofrece me pareció caro. El castillo está en ruinas prácticamente, y lo que más me llamó la atención fue la torre donde tienen la Cámara oscura, desde allí te ofrecen una panorámica de Lisboa vista con un periscopio.
Plaza del Comercio
Por la tarde estuvimos en la catedral. No es de las más impresionantes que he visitado, aunque no está mal. Después anduvimos hasta la Plaza del Comercio. Sinceramente fue una de las cosas que más me gustó. Sobre todo los atardeceres en la orilla del Tajo, mirando hacia el puente del 25 de abril y el Cristo en la otra orilla. Me parecían fascinantes y creé como una especie de dependencia con ese lugar. Todos los días que permanecí en Lisboa tuve que ver escaparse al sol desde allí, me transmitía mucha paz.

Atravesamos la zona más comercial y pasamos por el elevador de Santa Justa, al que no subimos. Y yo, si fuera vosotros, no lo haría. Buscad las ruinas do Carmo que tiene una especie de mirador que te ofrece unas vistas muy parecidas y gratis. Estuvimos en la plaza del Rossío. Y para cenar, fuimos a una plaza cercana donde tenían montado un mercado en la calle y cenamos allí. Tuvimos suerte con ese mercadillo, nos solucionó las cenas en Lisboa.
El segundo día fuimos a Sintra (lo explico más adelante).
El tercero fuimos a Belém. Es la zona más turística. Las filas para entrar al Monasterio de los Jerónimos y a la Torre de Belém eran enormes. Lo bueno es que sólo tienes que hacer una, la entrada te vale para los dos sitios. Primero fuimos a la Torre. Las vistas son preciosas, pero yo no pude subir hasta arriba. Explicación: tengo vértigo y odio las escaleras de caracol. No pude subirlas hasta arriba porque sabía que bajar iba a ser misión imposible. Sobre todo porque se forman unas aglomeraciones impresionantes. Desde la primera planta las vistas son bonitas, de nuevo hacia el puente y el Cristo. El Monasterio es precioso. Tanto la Iglesia (de entrada gratuita) como el claustro, que es enorme y majestuoso. Desde el coro puedes ver la Iglesia desde arriba, es altísima y tiene unas columnas que sobrecogen. En el claustro, casi cada columna tiene un dibujo diferente.
Monumento a los descubimientos
Por último, en esa zona está el Monumento a los Descubrimientos. Me gustó porque es una escultura más que un monumento. Me pareció original. Se puede subir hasta arriba, nosotros no lo hicimos. Mi consejo es que si subís a la Torre de Belém no subáis al Monumento, supongo que se verá prácticamente lo mismo.
Cuando volvimos dimos un paseo y encontramos otra plaza al lado del río (que parece más mar que río) y pasé uno de los ratos más agradables del viaje. El sonido de las olas, acompañado de la música de un hombre que tocaba allí, fue muy relajante. La plaza está al lado de la estación de Cais do Sodré.

Sintra:
Innegablemente Sintra es precioso. Pero innegablemente también, es como un parque de atracciones. Pagas por todo y vas como una ovejilla en el rebaño a ver lo que allí se exhibe. Es demasiado turístico, y lo que podría ser un parque natural, deviene en una atracción de feria. Esa es la pena. Aun así, es una maravilla verlo.
Coged el bus que os lleva de un sitio a otro. Merece la pena porque es todo cuesta arriba y los edificios están muy distanciados, dudo que mucha gente lo haga a pie. Nosotros al principio fuimos decididos a andar, y después, cuando el autobús nos llevaba por esas pendientes, agradecimos ir motorizados…
Castillo dos Mouros
Vimos el Palacio de Regaleira lo primero. El palacio en sí es una tontada, además estaba cerrada una planta que yo creo que era la más interesante. Lo imponente son los jardines. Las grutas subterráneas, los pozos, los paseos por la vegetación. A mí me encantó.
Después vimos el Castillo dos Mouros. Lo que tiene de especial son las vistas y que es el más auténtico, pues son ruinas, lo que ves es lo que queda. Es una fortificación en una elevada montaña, digna de ser escenario de una película.

Y, por último el Palacio da Pena (que no es que de pena, es su nombre, supongo que querrá decir “de la peña”). El edificio parece sacado de un cuento de hadas. Lo llevan a Disneyland y cuela, os lo digo en serio. Y los jardines son enormes. Puedes perderte por allí un día entero. Id a ver la cruz alta y, si no tenéis vértigo (que no es mi caso), haceros una foto encaramados a ella, no se me ocurre mejor recuerdo de vuestra valentía. Eso sí, es peligroso, si te caes, mal asunto. Pero la gente lo hace.
En resumen, Sintra me parece una visita indispensable, pero sabed que es el lugar más masificado que me encontré en todo lo que vi. Aunque lo bueno es que son espacios tan abiertos que no hay filas.

Oporto:
Oporto es una ciudad más pequeña, por lo menos su parte turística. Te la recorres en un día andando si le pones empeño. Nosotros estuvimos una tarde y una mañana. Es más monumental que Lisboa, y a mí, personalmente, me gustó más. Aunque también hay miles de cuestas.
La tarde que llegamos vimos la Torre de los Clérigos, que es la más alta de la ciudad. Yo subí casi hasta arriba, las escaleras son bastante asequibles para miedicas como yo. Las vistas merecen la pena. Eso sí, como os pillen las campanas tañendo mientras subís o bajáis os vais a llevar buen susto (sí, me pasó). Hay una parte que la escalera es abierta y si corre aire es un poco horrible, pero si yo lo conseguí, todos podéis. La iglesia también es bonita. Desde el coro se ve desde arriba toda y es impresionante.
En Oporto hay mucha iglesia, yo os cuento las más importantes.
Si hay algo que como amante de los libros me gustó de Oporto fue la Librería Lello. Fue escenario de una de las películas de Harry Potter y es maravillosa, con sus escaleras y sus estanterías interminables. Me fascinó. Y me compré un libro (te descuentan el precio de la entrada del valor del libro), El viejo y el mar de Hemingway. Los hay en muchos idiomas. En español no hay mucha variedad, pero bueno, algo encuentras. Esta parada en la librería os la recomiendo, amigos blogueros literarios. Además las entradas se compran en una tienda friki con funkos, tazas, camisetas, carrito de Harry Potter... un maravilla.
Visitamos el mercado de Bolhao. Es bastante antiguo y está muy descuidado, pero allí reside su magia. Los puestos, los restaurantes abajo, la gente yendo y viniendo… .
Estuvimos en la Iglesia de San Francisco. Allí ves las catacumbas que dan muy mal rollo, y la Iglesia en sí. La Iglesia llama mucho la atención porque es de oro casi entera. El dorado es el tono principal. De hecho, leí que durante un tiempo estuvo cerrada al público porque era demasiado ostentosa. Y lo era.
Al lado está el Palacio de la Bolsa. Nosotros no lo vimos por dentro, no nos llamaba mucho la atención.
Después fuimos paseando hasta la Universidad y, a continuación hasta la catedral, aunque no entramos, lo hicimos al día siguiente. Para entrar al claustro hay que pagar. Mi consejo es que no lo hagáis. Después de ver el del Monasterio de los Jerónimos, éste es demasiado simple. La catedral sí que os recomiendo que entréis (es gratis).
Oporto desde el puente
A continuación cruzamos el puente que te lleva a la otra orilla del Duero. En esa margen, se lleva el turismo relacionado con el vino, hay un montón de bodegas. A nosotros, como no nos gusta mucho esta bebida no nos interesaba. Cruzamos por ver Oporto desde el otro lado. Y si podéis, hacedlo. Las vistas desde una especie de edificio de los militares que está elevado, son preciosas. Ves todo lo monumental de Oporto y el río. Es de lo mejor. El puente tiene la curiosidad de que por encima pasa el metro (con bastante poca seguridad, la verdad) y por debajo el tráfico de coches.
En la orilla del Duero hay tiendecillas y bares. Puedes hacer también paseos en barco.
Y una curiosidad más. En el edificio del centro de Oporto donde está la FNAC, hay un reloj y, no sé si todas las horas o a algunas determinadas, salen unas figuritas con la música del carillón. No es como el reloj de Praga, pero también es llamativo.

Comida, medios de transporte,  alojamiento, clima:
En cuanto a la comida, allí se lleva mucho comer pescado y marisco, como en el norte de España. Yo odio el marisco, pero me han dicho que hay unas marisquerías muy buenas. La comida no es excesivamente cara.
En Lisboa, los medios de transporte me parecieron liosos. Coges una tarjeta y la rellenas con dinero, pero pagas los viajes. Por ejemplo, si pagas por ir a Sintra y volver, no te vale para otro tipo de medio de transporte ni para otro trayecto que valga otra cosa, aunque tú hayas pagado 2.60 y el recorrido que vayas a realizar sea de un importe menor. Lo que os digo, lioso.
En Oporto, como casi no lo usamos, no me pareció difícil. Es metro, y también pagas por trayecto.
En Lisboa nos alojamos en el hostal Petit Lusa. Está muy limpio y recién reformado, y en la Alfama, una zona cercana al centro. Yo lo aconsejo. En Oporto fuimos al hotel Porto Coliseum, no estaba mal (excepto porque el baño no era una habitación aparte, eran cubículos dentro de tu habitación), su ubicación es muy buena, no obstante me gustó más el de Lisboa.
El clima debe de ser similar al del norte de España. Más fresquito que el de mi querida Zaragoza. Y llueve algo más. Aunque nosotros tuvimos suerte, sólo nos llovió un día y estábamos viendo la catedral de Oporto, cuando salimos, ¡cielo despejado!

El regreso:
No me quedó otra que coger el avión… No obstante, sólo es una hora, así que no sufrí mucho. Lo cogimos con Ryanair y salió muy barato.
Por cierto, las fotos son de mi cámara, por eso no parecen de postal, mi cámara es un pelín malilla...
Pues hasta aquí la entrada de hoy. Espero que os haya gustado y que si habéis estado en Portugal que me deis vuestra opinión y que me digáis que otros sitios de este país podría ver. O qué otros destinos me recomendáis para futuros viajes. La próxima actualización será reseña literaria, lo prometo, aunque como ya os dije, dentro de quince días. ¡Hasta pronto!

domingo, 9 de julio de 2017

La Reina del Tearling de Erika Johansen

Tras estos quince días un poco caóticos en los que he estado de vacaciones, hoy regreso con las reseñas literarias. Acabé La Reina del Tearling de Erika Johansen. Tenía ganas de regresar a la fantasía, un género que disfruto especialmente, así que me decidí por esta historia que muchos Booktubers y blogueros habían nombrado, y que, parece ser, sedujo a Emma Watson. Después, tras leer varias reseñas, algunos no la ponían muy bien, pero yo he querido leerla para dar mi propia opinión. Lo tengo en formato digital, lo encontré muy bien de precio y no pude resistirme a comprarlo.

Título: La Reina del Tearling
Portada de La Reina del Tearling
Autora: Erika Johansen
Editorial: Penguin Random House Grupo Editorial
Año: 2016
Páginas: 351 (en digital)
Género: fantasía, fantasía épica, distopía

Sinopsis:
El trono la espera, sus enemigos también.
Kelsea Glynn es la única heredera del trono del Tearling. Tras la muerte de su madre, la princesa fue criada por dos fieles sirvientes en una cabaña oculta en los bosques. Durante casi dos décadas, el tío de Kelsea ha ejercido la regencia, pero no es más que el títere corrupto de la Reina Roja, la taimada y despótica hechicera que ostenta el poder en el feudo colindante de Mortmesne.
El día que Kelsea cumple diecinueve años, los maltrechos restos de la guardia de la reina acuden para sacar a la joven de la clandestinidad y escoltarla hasta la capital.
Así empieza el turbulento viaje de Kelsea al corazón del Tearling para reclamar su trono, ganar la lealtad del pueblo, y rescatar su reino de la corrupción y de la magia oscura.
Armada con una voluntad de acero, la joven se someterá a una auténtica prueba de fuego que puede convertirla en leyenda... o destruirla.

Mi opinión:
Nada más abrir el libro me encontré con un problema. No entendía el tiempo en el que se desarrollaba la historia. Tal vez el fallo fue mío porque no me había informado demasiado acerca de la novela, o porque no presté mucha atención al inicio del libro, y por ello estaba tan despistada. Y es que se describía una forma de vida típica del Medievo, y sin embargo, había conceptos que entonces no se manejaban (genes, algunas nociones de medicina, etc.). Y lo que ya me desorientó del todo es que se nombrase la pólvora y a autores J. K. Rowling y Tolkien. No obstante esto es lo que me sirvió para darme cuenta de que la historia transcurre en un mundo distópico, en el que la sociedad tal y como la conocemos ha desaparecido, y han tenido que empezar prácticamente de cero (por ejemplo, no existe ya la tecnología). Me parece un planteamiento muy bueno, un acierto de la autora.
A mi parecer, el principal fallo de esta novela es que la autora tiene una buena idea, pero no sabe explotarla. Le falta algo que la haga redonda. No hay apenas trama, acontecimientos que dejen sin aliento al lector, y los personajes pasan sin pena ni gloria por las páginas, sin que puedas disfrutar de la esencia que intuyes que poseen. Johansen crea una protagonista fuerte, valiente, carismática, y, sin embargo, no la pone en los aprietos necesarios para que tenga que demostrar su valía. Kelsea no puede mostrarnos todo lo que puede ser. Tampoco Maza, una gran incógnita que podría haber dado mucho juego. Y el Traedor, que aunque creo que es el que mejor se desarrolla, puesto que sólo es un secundario, también precisa de más páginas para que podamos cogerle cariño (o no, tal vez nos cayera mal).Y ni qué decir de los antagonistas. La Reina Roja necesita más espacio, más protagonismo, que se vea que es una verdadera amenaza para Kelsea. El Regente es el caso más representativo, esperas más de él, pero no hace absolutamente nada. Bien que sea un pusilánime, pero es que no tiene sentido en la trama, podría haberse eludido. Thorne es el que más planta cara a Kelsea, y aun así se queda corto. A la autora le ha faltado darles más argumento, algo que enganchara al lector. Y es que cuando ya estás metido en la historia porque comienzan a pasar cosas, el libro se acaba. En resumen, hubiera necesitado más acontecimientos, más puntos de giro.
Aun con todo, consigues empatizar con la protagonista, yo incluso lloré un poco en uno de los últimos capítulos (no voy a decir por qué que si no os destrozo parte de la historia, los que lo hayáis leído sabéis a qué me refiero).
Otra cosa que no me ha convencido es que se le oculte a Kelsea toda la información sobre su madre o sobre el pasado de su reino. Para mí esto no tiene sentido, ¿por qué tanta incógnita? No se puede comprender la historia sin saber por qué se ha llegado a donde se ha llegado. La primera parte es frustrante, nadie le cuenta nada a Kelsea. Cuando llega a la Ciudadela, por lo menos, va descubriendo cosas, aunque no lo suficiente. Creo que se pasa de misterioso.
Hay que decir que se repiten ciertos tópicos de este tipo de género, por ejemplo que la “salvadora” se encuentro un pueblo adormecido, que se ha conformado y que no lucha (Los Juegos del Hambre) y que ella, que tiene unas capacidades asombrosas, sea la encargada de sacarlos de esa injusticia, del sometimiento a un tirano, en este caso tirana. No obstante, entiendo que esto funciona, y que no hay por qué cambiarlo, sino saberlo desarrollar de una manera original, y esto la autora sí que lo consigue.
Yo, personalmente disfruto mucho de las apariciones de la magia. Me fascina el poder de las joyas de Kelsea y quiero saber más de ellas, así como los dones de su adversaria, la Reina de Mortmense.
Personalmente, el libro ha terminado por gustarme, empecé un poco reticente, pero tengo que reconocer que ahora tengo ganas de leerme las otras dos partes, tal vez la autora consiga solventar esos fallos que he nombrado y nos proporcione algo que consiga culminar esta historia y convertirla en memorable, no sólo quedarse en potencialmente buena. Albergo esta esperanza, pues me parece un planteamiento muy digno que no ha sido desarrollado en todas sus posibilidades. Yo todo lo que narra en este libro lo veo como una introducción (algo larga), ahora tiene que venir el nudo y el desenlace, y estos tienen que ser lo suficientemente potentes, si no, devendrá en una decepción. Os iré contando…

Antes de irme, tengo que comentaros unos pequeños cambios que voy a hacer en el blog por fuerza mayor. Al año que viene, y si el Gobierno cumple con lo prometido, saldrán las oposiciones que me estoy preparando. Necesito tiempo para estudiar, porque son bastante complicadas, y el blog me lo quita. No quiero cerrarlo porque he puesto mucha ilusión en él durante estos meses en los que he publicado regularmente, pero soy consciente de que no voy a poder seguir como hasta ahora. De manera que he decidido dos cosas: primero que las reseñas no serán tan exhaustivas, serán más o menos como esta que acabo de hacer. Y segundo, no todos los meses actualizaré todas las semanas. Me comprometo a hacer dos entradas por mes, si voy bien de tiempo haré alguna más, pero dos serán seguras. Además no voy a poder leer tanto, ni ver tantas películas y series, así que tampoco tendré tanto contenido. Esto es lo que os quería comunicar, NO VOY A DEJAR EL BLOG, aunque estaré menos tiempo por aquí, espero que lo entendáis y os sigáis pasando por mi rinconcito y me comentéis. Muchas gracias.