martes, 13 de marzo de 2018

¿Qué he visto estos meses? Enero y febrero


Después de dos entradas con reseñas literarias, esta semana toca hacer el repaso de las series y películas que he visto los dos primeros meses del año. Han sido unas cuantas series, una peli y un programa de televisión que merece la pena comentar… ¡Vamos a ello!
La primera serie que acabé fue la segunda temporada Stranger Things. La primera me gustó mucho, sin embargo, no fui de esos fans que perdían la cabeza por la segunda parte. Yo tardé unos meses en acercarme a ella. No obstante, he de reconocer que me enganchó muchísimo. No me decepcionó, pero algunos aspectos me parecieron mejorables. Por ejemplo la historia de Nancy  y Jonathan. Y sobre todo Steve, que deambula perdido hasta que se encuentra con Dustin (que perdió un poco de gracia en esa segunda entrega). Eleven sigue siendo genial, y me encanta la extraña relación padre-hija que establece con Hopper. La trama es un poco más de lo mismo (el mundo del revés, los niños que tienen que salvarlo, de nuevo Will en apuros, los mayores que tardan en darse cuenta de la gravedad del asunto…), pero para qué cambiar si funciona, ¿no? Veremos qué se inventan para la tercera.

Stranger Things

La siguiente serie fue una española: Las chicas del cable. No había visto la primera temporada, así que las vi del tirón. Resumiendo: es un culebrón. Relaciones amorosos por doquier y muy poco del feminismo que prometían. Al final, las protagonistas, por mucho que quieren ser independientes, no acaban de serlo. Hay tramas que no terminan de cuajar porque tienen un desarrollo muy superficial, no ahondan en ellas. Todo sucede rápido, lo que sin duda te engancha, pero no puedes llegar a saborear lo que sucede, porque se pasa por encima. En mi caso no me encariñé con ningún personaje, lo que me fastidió un poco, porque me gusta “sufrir” con ellos. No obstante, he de reconocer que quiero seguir viéndola… Soy débil, a mí el salseo me mola.
Las chicas del cable

También vi la tercera temporada de Gotham. Tenía unas ganas horribles de que Netflix me trajera esta tercera entrega, porque sé que ya están poniendo la cuarta (vamos con mucho retraso, ejem, ejem), y a mí esta serie que cuenta los orígenes de Batman (uno de mis superhéroes favoritos), me gusta mucho. Ya sabéis, si leéis mis entradas con asiduidad, que yo soy adicta a las pelis de superhéroes… y Gotham me recuerda mucho a la trilogía de Nolan, mis tres pelis favoritas de DC, así que la disfruto mucho. Gordon me parece un grandísimo y oscuro protagonista, y Bruce Wayne comienza a querer ser Batman. Y Selina Catwoman… está todo muy interesante. No me ha decepcionado para nada esta tercera temporada, y ya estoy deseando que  me pongan la cuarta.
Gotham

La última serie que vi fue Peaky Blinders. Vale, tengo que confesar que el último episodio lo vi en marzo, pero es que ahora la tengo más reciente y puedo comentarla un poco mejor. Los tres primeros episodios me parecieron bastante lentos y no me enganchaban nada. Sin embargo, luego todo cambia y no quieres dejar de verla. Los Shelby te mantienen pegada a la televisión. No obstante, yo le veía claras similitudes con Sons of Anarchy: un líder que quiere volverse legal, que es distinto a los demás; un grupo de seguidores que lo darían todo por él; una mujer fuerte a la cabeza; un amor “imposible”… Luego hay muchas diferencias, claro que sí, pero el trasfondo es similar. Y ya sabéis que a mí los hijos de la anarquía me encantaron… así que los Peaky también me hicieron disfrutar mucho. Tiene acción, intriga, cambios repentinos… El primer episodio de la cuarta temporada es de quitarte el hipo. Y además, estéticamente está muy cuidada.
Peaky Blinders

Vamos ahora con la película. Vi Los miserables. Vale, a pesar de que me linchen, a mí me aburrió soberanamente. Me chiflan los musicales, pero es que aquí no paran de cantar… yo necesitaba algo de diálogo, no sé, ¿un par de frases? Yo reconozco que el filme no es malo, y los actores están fantásticos, simplemente, no fue para mí. Eso sí, quiero leer el libro, por comparar (y porque quiero leer algo de Víctor Hugo).
Los Miserables

Y, finalmente, el programa de televisión del que se está hablando tantísimo en España: Operación Triunfo. No lo seguí desde el principio, al principio veía algunas actuaciones, pero me fui enganchando más y más y luego el lunes se convirtió en mi día favorito de la semana (porque había gala). Me quedo con que los concursantes transmitían buenos valores (amistad, colaboración, responsabilidad, trabajo duro, lucha por los sueños, etc.). Mis favoritos eran Amaia y Roi, y su dúo cantando Shape of you me fascina. En cuanto a lo de Eurovisión… pues bueno, yo no hubiera escogido esa canción (tampoco Lo malo), pero oye, quién sabe. Dicen que va a haber otra edición, a ver qué tal, pero está demostrado que OT pierde interés conforme van haciendo entregas.

¡Eso es todo por ahora! En la próxima entrada no sé si tocará otra reseña literaria o una de cine, ya veremos. ¡Hasta pronto!

martes, 27 de febrero de 2018

El árbol de la ciencia de Pío Baroja


Siguiendo con mis lecturas de clásicos, en esta entrada de nuevo voy a hacer una reseña de un libro de otro de los grandes autores de la literatura española.

Título: El árbol de la ciencia
El árbol de la ciencia
Autor: Pío Baroja
Editorial: Caro Raggio: editor
Año: 1973
Páginas: 331
Género: novela

Sinopsis:
Para Azorín esta novela resume mejor que ninguna el espíritu de Baroja. Y efectivamente: sus principios filosóficos y sociales, la reacción frente a la miseria y el dolor, y los elementos autobiográficos hacen de esta obra muestra privilegiada del mundo del autor. Médico, como Baroja, el protagonista de «El árbol de la ciencia» asiste impotente a los desafueros de una sociedad mezquina y envilecida. Entre el determinismo fisiológico y la rebelión moral hay la búsqueda de un camino propio.

Mi opinión:
Me encantaría decir que he disfrutado horrores de esta lectura, pero no es así. Tampoco es que me haya disgustado. Simplemente, el libro ha pasado sin pena ni gloria por mis manos. Quiero decir, sé que es una novela importante, que me ha servido para comprender a Pío Baroja algo más (hay quien dice que Andrés Hurtado, nuestro protagonista, es un alter ego del autor), pero no me ha llenado.
A su favor diré que se lee rápido, el lenguaje es sencillo, hay diálogo, las descripciones no son tediosas… Sin embargo, la trama es bastante insulsa. El libro nos narra la existencia de Andrés Hurtado desde que ingresa en la Facultad de Medicina hasta el final de sus días. Lo que ocurre es que la vida de Andrés, aunque podría haber sido interesante, deja de serlo por su inacción y por su inherente y desesperante pesimismo.
Andrés Hurtado va enlazando decepción tras decepción, nada añade color a su vida, vida que hasta a él mismo aburre. No se encuentra bien en ningún sitio. Ni su familia, ni sus amigos, ni su profesión le llenan. Y las pocas personas que consiguen hacerle sentir bien, acaban por desaparecer (perdón por el mini spoiler). Andrés es un espectador de su propio deambular por el mundo. Se conforma, no lucha. Eso sí, teoriza mucho, a veces en exceso (algunas de las conversaciones con su tío, que ocupan capítulos enteros, se hacen pesadas). No obstante, de sus pensamientos sacamos algunas ideas muy interesantes.
Poco a poco, esa poca actitud, ese “pasotismo” hacia todo y hacia todos, se torna antipatía e incluso odio (se ve claro en su estancia en el pueblo). Andrés termina por mostrarse como un ser antisocial.
No te identificas con ninguno de los personajes, porque no los llegas a conocer. Tanto es así que yo ni llegué a distinguir a sus dos amigos, los que le acompañan en la carrera. No sabía quién era quien, y tenía que volver atrás para aclararme. Al final dejé de hacerlo, daba igual, su presencia en la novela es totalmente anecdótica, no tienen interés alguno para una trama que, en realidad, no es trama.
Si hay un personaje que me cayó bien desde el principio hasta el final fue Lulú. Es una mujer deslenguada, que no se adapta a la hipocresía de la que todos hacen gala. Tiene un carácter independiente, es inteligente y sabe calar bien a las personas. Sin embargo, está deprimida y a veces se muestra apática. Esconde un gran corazón, es sensible y es la que termina por humanizar a Andrés cuando más decepcionado por el mundo se encontraba.
Esta pasividad, esta abulia, termina por aburrir irremediablemente al lector a ratos. Lo que sí merece la pena del libro es observar el cuadro de la sociedad de ese momento que se nos presenta, bastante adecuado, aunque no deja de ser una resentida visión de la realidad.
La moraleja que se saca es que hagamos lo que hagamos, luchemos o no, las cosas no van a cambiar, hay un determinismo fatal que empuja al mundo a quedarse como está. Pesimista, ¿verdad? Yo a veces me hundía un poco mientras leía, pero no mucho, porque como os he dicho, no tenía cariño a los personajes, lo he leído sin implicación alguna, sin meterme en la historia.
Mi consejo, sinceramente, es que si os gustan los libros con mucha acción, no os lo leáis. Si, por el contrario, os gustan los libros que se limitan a contar una vida, puede ser una buena opción. Aunque la finalidad última de El árbol de la ciencia es conocer a Baroja.
Ha sido una reseña cortita, nos vemos en quince días. Ya habrá sido mi cumpleaños… Qué mayor me hago…

Citas:
“Así hemos encontrado el mundo y así lo dejaremos”.
“La ley siempre es más dura con el débil”.
“La moral del cobarde que exige el valor en otro”.
“Yo no creo como Calderón, que el delito mayor del hombre sea haber nacido. Esto me parece una tontería poética. El delito mayor del hombre es hacer nacer”.
“Hemos llegado a querernos de verdad porque no teníamos interés en mentir”.
“Pensar que al día siguiente de mi muerte el espacio y el tiempo seguirían existiendo me entristecía […] cuando me convencí por Kant que el espacio y el tiempo no significan nada, por lo menos, que la idea que tenemos de ellos no puede existir fuera de nosotros, me tranquilicé […]. Acabado nuestro cerebro, se acabó el mundo. Ya no sigue el tiempo, ya no sigue el espacio, ya no hay encadenamiento de causas. Se acabó la comedia, pero definitivamente. Podemos suponer que mi tiempo y un espacio sigan para los demás. ¿Pero eso qué importa si no es el nuestro, que es el único real?”.

lunes, 12 de febrero de 2018

La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca


Hoy toca reseña literaria. Como sabéis, estoy leyendo bastantes clásicos españoles por las oposiciones, así que hoy toca hacer una reseña de uno de ellos: La casa de Bernarda Alba de uno de los autores más grandes que ha dado nuestra literatura: Federico García Lorca.

Título: La casa de Bernarda Alba
Autor: Federico García Lorca (edición de Allen Josephs y Juan Caballero)
Editorial: Cátedra
Año: 1981
Páginas: 199
Portada de La casa de Bernarda Alba
Género: teatro

Sinopsis:
La casa de Bernarda Alba es el final y la cima de la trayectoria dramática de Federico García Lorca. En ella se desarrolla el conflicto entre dos fuerzas mayores: el principio de autoridad ciega, con sus secuela de orden y poder, y el principio de la libertad instintiva en su lucha imposible y permanente por imponerse. Una trágica visión del alma humana universal, de la sociedad y, como prefiguración genial, de la realidad española de 1936.
Esta edición de la obra maestra lorquiana quiere seguir siendo hoy, cuarenta años después, una propuesta y una meditación.

Mi opinión:
No he leído toda la bibliografía de Lorca. No soy una experta en él. Pero puedo decir que todo lo que ha llegado a mis manos de su parte me ha encantado. Lorca tiene el don de conmoverme con sus palabras. Sus metáforas me llegan, me hacen sentir exactamente lo que él pretende transmitir. Consigue algo que no todos logran, que mis sentidos trabajen a la vez que mi cabeza mientras leo. Me vienen olores, imágenes, sonidos, sabores, la piel se me eriza. Y luego está la belleza ya no en lo que cuenta, si no en el cómo lo cuenta. Se expresa de una manera que a mí me colma los oídos simplemente por lo bonito. Vamos, que soy bastante fan de Lorca.
Me hubiese encantado ver La casa de Bernarda Alba representada. Tuve la ocasión de ir a Bodas de sangre y me encantó. Y vibré con la película de La novia. Por eso me he quedado con las ganas de que esta obra, también me la cuenten. Porque el teatro siempre es más satisfactorio verlo que leerlo. Tal vez por eso, me sigue gustando más Bodas de sangre que La casa de Bernarda Alba.
Esta obra no está escrita en verso. Sin embargo, sigue manteniendo esa forma poética que tanto cautiva y que Lorca manejó tan bien. Se nos olvida que está en prosa muchas veces. Lo recordamos cuando nos falta la rima.
La casa de Bernarda Alba nos narra la historia de una mujer autoritaria que se encierra con sus hijas tras la muerte del padre. Este castigo impuesto por la madre afecta de especial modo a Adela, que se retuerce por no poder ser vivir el amor libremente. Adela está enamorada de Pepe el Romano (un personaje omnipresente que no aparece físicamente en todo el libro), y el amor es correspondido. Aun así, este hombre va a prometerse (o se ha prometido, no lo recuerdo), con la mayor, Angustias. Además, otra de las hermanas, Martirio, también está interesada en Pepe. Esta situación, empeorada por el difícil carácter de su madre, nos conduce irremisiblemente hasta el fatal desenlace.
La historia es mínima, no hay grandes giros ni acontecimientos, lo que importa es la sensación de angustia, de agobio, que Lorca nos transmite. Las mujeres confinadas sin poder salir, algunas resignadas, otras, por el contrario, deseosas de romper las cadenas que las atan y ser libres. El calor sofocante que se amontona dentro de las paredes de la casa, que se junta con el que las pasiones despiertan (amor, odio, celos), crea un clima de creciente desesperación. Nos preguntamos cómo todo eso va a explotar, porque está claro que tal tensión no puede durar mucho tiempo.
También hay pasajes que hablan de la vida exterior en el campo, de esfuerzo de los trabajadores, de la tierra, que le sirve a Lorca para transmitirnos sensaciones de bochorno, de fuego (externo e interno). Los hombres están fuera, trabajando, pero libres de hacer lo que les plazca. Las mujeres permanecen dentro, enclaustradas, alimentando el deseo.
El autor se vale principalmente del símbolo del agua, la falta como prisión, el ansia de ella como liberación.
Bernarda es un personaje que desde el principio se nos transmite como odioso. Intenta dominar sobre todo y manejarlos a todos. Y lo consigue, porque le tienen miedo. No obstante, aunque cree que tiene todo controlado, no es así. Hay algo que se le escapa, y es esa historia complicada que Pepe el Romano provoca en tres de sus hijas. Bernarda, a pesar de su carácter inquebrantable, falla. Falla porque ha hecho a sus hijas desdichadas al someterlas, y ellas escapan por las pequeñas rendijas de libertad que encuentran. Al final, Bernarda no es mejor que nadie, es un engaño. Su “gobierno” termina por ser una mentira.
Me ha gustado La casa de Bernarda Alba, aunque, sinceramente, me esperaba algo de más complicación en la trama. Es un libro cortito que se lee enseguida. Yo os lo recomiendo si os apetece leer algo de Lorca que no sea poesía.
Nos vemos en quince días.

martes, 30 de enero de 2018

El gran showman: una oda a la diferencia

Hoy toca hacer una reseña de película. Hace un par de semanas fue al cine a ver El gran showman. El filme nos cuenta la historia de P. T. Barnum, su ascenso desde la nada hasta tocar el cielo con su espectáculo circense y cómo esta trayectoria afecta a su vida personal.
Como siempre hago, advierto que es un musical. Así que haters de este género, abstenerse.
La banda sonora es espectacular. Me encantó This is me. Aunque toda ella merece ser escuchada de principio a fin.
La historia, la trama, es pequeñita, pero suficiente para conmovernos si encontramos el sentido de lo que nos están contando.

Los talentosos artistas de Barnum

La primera lección que nos dan es que hay que perseguir los sueños, creer en uno mismo y apostar por aquello que nos llene. No rendirse. Y, sobre todo, que no hay que perder la humildad una vez que se llega a la cima. No hay que dejar de lado a quienes nos quieren, a los que nos apoyan en la lucha, ganemos o perdamos. Además, hay que hacer las cosas por uno mismo, no hay que demostrar nada a nadie excepto a uno mismo. Hay que llegar a donde se quiera llegar, no hasta donde los demás quieran que lleguemos.
Sin embargo, lo maravilloso de esta película es que es una oda a la diferencia. Algo tan necesario hoy en día, en un mundo en el que damos de lado al que no es como nosotros. Porque si algo tememos es lo que no conocemos. El desconocimiento genera odio. Y esto es lo que nos muestra El gran showman. Ojalá sirva para que algunos se vean en esos que quieren acabar con el circo simplemente porque los artistas no son como ellos, y se den vergüenza de sí mismos, vean lo ridículos que resultan, lo injusto de su actuación.
Este filme lleva por bandera la tolerancia. Qué bella palabra. Los artistas del circo de Barnum son un ejemplo. Algunos bestias no los ven como personas, los llaman monstruos. Y ellos aprenden a hacer de su diferencia su punto fuerte. Son maravillosos.
Efron y Zendaya
Otro aspecto que me ha gustado es que aquí se pone la familia el amor por encima de todo, algo que no es muy habitual hoy en día. De vez en cuando es bueno ver que alguien apuesta por el romanticismo, aunque sólo sea un poquito.
Visualmente es increíble, muy vistosa, lleno de color. El vestuario circense es impresionante. El espectáculo que se crea, te llena los sentidos.
Me sorprendió mucho el papel de Zack Efron, y eso que no es un actor santo de mi devoción. Sin embargo, aquí es el que evoluciona tan favorablemente que termina por enamorar.
A mí me gusto. No lloré casi (qué raro). Al final, la moraleja son una serie de tópicos algo manidos, pero que es necesario recordar de vez en cuando: ilusión, amor, tolerancia.

Y chicos, si al final de la película, os sentís identificados con los artistas del circo, recordad que hay que luchar, y que nadie os hunda, porque todos valemos mucho, lo llevamos dentro. Hay que ser feliz.

lunes, 15 de enero de 2018

¿Qué visto estos meses? Noviembre y diciembre

¡Hola de nuevo! Toca actualizar el blog y voy a hacer un repaso de lo que vi los dos últimos meses del año pasado… Noviembre y diciembre. Han sido dos meses en los que he terminado unas cuantas series que tenía empezadas, y casi todo lo que he visto me ha gustado mucho… así que ¡manos a la obra!
Dos series que seguía en la televisión terminaron en estos meses. La primera fue El Ministerio del Tiempo, y parece que esta se despide para siempre, lo cual me da mucha pena. Creo que esta producción es de lo mejorcito que tenía la televisión en España, nos enseñaba historia de una manera amena, y hacía cierta crítica política y social, algo muy necesario (y muy ausente) en la cadena pública. Además lo hacía todo de una manera muy inocente, unas historias sencillas, pero que cumplían su cometido de entretener. A mí, sinceramente, me da mucha rabia que la retiren, la voy a echar de menos.
El Ministerio del Tiempo


La otra es La casa de papel. Nos narra la historia de un atraco, en el que, sin duda, queremos que ganen los atracadores, incluso nos llegamos a identificar con alguno de ellos (el personaje de Paco Tous es adorable). Mantenía la tensión en la trama, la intriga. La parte técnica era muy buena. La historia a veces pecaba de previsible, pero también complacía. Los actores hicieron un buen trabajo, algunos roles eran sencillamente maravillosos (Berlín daba mucho miedito a veces, y era despreciable casi siempre). El final, a mi novio, por ejemplo, no le gustó. A mí sí, qué le vamos a hacer, yo soy una romántica. Yo la recomiendo a todos aquellos que dicen que las series españolas son malas. Hay que darles una oportunidad, aquí hacemos grandes trabajos también.
La casa de papel

Acabé también How I met your mother. Y qué os voy a decir. Es la típica producción que va perdiendo fuelle conforme avanza la trama, se va perdiendo la esencia, hasta que los guionistas decidieron matarla del todo con ese horrible final, el que parecía querer complacer a la audiencia y que yo odié a muerte. Qué le vamos a hacer. Las primeras temporadas son geniales. Me encanta la manera en que se construye la relación entre los amigos, las anécdotas, las típicas cosas que se tienen entre colegas, esa forma de conocerse tanto y de una manera tan especial. Me encantó la pareja de Marshall y Lily, tan auténtica, tan imperfecta como perfecta. No puedo negar que me reí con Barney, pero es un personaje que hace poco favor a la hora de enseñar a los hombres cómo tratar a una mujer.
How I met your mother
También finalicé The Big Bang Theory, bueno, hasta la décima temporada. La undécima aún no me la han puesto en la HBO, y sé que la están retransmitiendo en Neox, pero no sé ni día ni hora, así que esperaré. Estos sí que no me cansan. Me río a carcajadas con ellos, y cuando decidan no renovarla, la risa se convertirá en llanto… Además de por el humor, me gusta por los personajes, más allá de Sheldon y Penny, todos tienen unos rasgos específicos muy identificativos, que los hacen únicos Por ejemplo, yo soy muy fan de Bernadette.
The Big Bang Theory

Y ahora viene la joya de la corona. Esa serie que ha entrado en el top ten de las mejores series que he visto en mi vida. Si no la habéis visto ya no sé a qué estáis esperando. Hablo de Sons of Anarchy. Es genial. Las tres primeras temporadas me parecen maravillosas, perfectas. La cuarta y la quinta se mantienen, aunque las cosas comienzan a liarse un poco. En la sexta y la séptima todo se va de madre, pero sigue siendo buena. Nos narran la historia de un grupo de moteros-delincuentes, y de como Jax, el protagonista, intenta cambiar las cosas cuando su hijo nace, porque se da cuenta de que vivir al margen de la ley no es muy compatible con mantener a salvo a su familia. Las tres primeras me gustaron tanto por la camaradería existente entre los miembros del grupo, esa forma de apoyarse, de protegerse entre ellos. Una gran familia. Luego todo se va perdiendo. Algunos personajes se desvirtúan y toman caminos extraños.
***SPOILER*** Los que la habéis visto, ¿qué me decís de Juice? Uno de mis favoritos al principio y después… (He de decir que paga por sus errores con creces) O Tara en la sexta temporada, lo que hace es demasiado agresivo. Por no hablar de Gemma… Sin embargo, de Clay no me sorprendía nada, ¡lo odié!***FIN DEL SPOILER***.
Hay acción, violencia, pero también amor y amistad. Igual que En la casa de papel, te pones del lado de los delincuentes, no quieren que los pillen. Y a mí me gustó el final. Era como tenía que acabar, después de todo lo ocurrido, no había otra salida. En serio, si no la habéis visto, hacedlo.
Sons of Anarchy

Y ahora las pelis. Chicago. Me sorprendió muchísimo. No sabía de qué iba, y cuando comenzó me quedé flipando. Además, y os he contado que me encantan los musicales. Lo mejor de este largometraje fue verlo sin tener nada en mente. Y la música, estupenda.
Chicago
Y, por último, Palmeras en la nieve. Seré breve. Si el libro no me gustó en exceso, el filme no me gustó nada. Eso sí, me hizo llorar (qué raro). Es lenta, y la trama no queda muy bien contada. No sé. No me convenció.
Palmeras en la nieve

Y hasta aquí todo lo que he visto estos meses. Ya he terminado la tercera de Stranger Things, pero en enero, así que nos queda para la próxima reseña de televisión. Ahora estoy con la tercera de Gotham.

Nos vemos en quince días. ¡Sed buenos y ved Sons of Anarchy! Tenéis que formar parte de la Reaper Crew.
Recomendación estrella

martes, 2 de enero de 2018

Antología de Mariano José de Larra

¡Feliz Año Nuevo! Pensaba hacer una reseña sobre los propósitos para el 2018, aprovechando que acabamos de entrar en él, pero me he percatado de que tengo unas cuantas entradas pendientes, y teniendo en cuenta que sólo puedo hacer dos actualizaciones mensuales, mejor ir publicándolas. Además, ¡qué mejor manera que empezar el año que hablando de libros!
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Título: Antología
Portada de la Antología de Larra
Autor: Mariano J. de Larra
Editorial: Editora Nacional
Año: 1977
Páginas: 320
Género: periodismo, costumbrismo

Sinopsis:
Hay tradición de los inquisidores Suárez de Deza y Torquemada, de los Fernandos VII y Calomardes que en la historia son y han sido, de la persecución de intelectuales y exilio de los mismos, del cierre de Universidades, censuras y expedientes académicos, de los fusilados en las tapias de los cementerios.
Y está la otra tradición. La de los irmandiños agermanados y comuneros, la de los heterodoxos denunciados por Menéndez Pelayo, la de los Riego y Porlier, Pi y Margall y Salmerón, Pablo Iglesias y José Díaz, de Fermín Galán, la de muchos de los intelectuales y políticos de la segunda República.
En esta tradición se sitúa Larra. En esta tradición se sitúan hoy una buena parte de las nuevas generaciones de las fuerzas del trabajo y de la cultura. No, no es difícil reconocer en el ayer denunciado por “Fígaro” el rostro de los “agnósticos” y “ultramontanos” de hoy.
El prólogo y selección de textos de la Antología de Larra que presentamos es obra de Armando López Salinas, finalista del premio “Nadal”, premio “Ruedo Ibérico” autor de Año tras año, La mina, Viaje al país gallego, Caminando por las Hurdes, Por el río abajo, etc.

Mi opinión:
Este texto del que os voy a hablar es una recopilación de artículos que Larra escribió para diversos periódicos en los que trabajó a lo largo de su (corta) vida (se suicidó muy joven). He de advertiros de que tal vez sea un libro un poco pesado de leer de golpe, pero para ir escogiendo artículos de vez en cuando está muy bien.
Larra describe la situación política, económica y social que atraviesa España. Le tocó vivir un momento complicado, que le hizo desilusionarse ante la hipocresía a la que tenía que enfrentarse día tras día.
Lo más curioso es que, siendo que Larra desarrolló su labor durante el siglo XIX, muchas de sus palabras se pueden aplicar a la España de hoy en día. Por ejemplo el artículo de En este país, donde Larra expone como nosotros, los españoles, criticamos a nuestro país por todo y no intentamos solucionar nada, simplemente nos quejamos. Sin embargo, cuando los extranjeros hablan más de nosotros, nos duele y nos rebelamos. No hemos cambiado tanto.
Hay que destacar el carácter irónico y sarcástico de que el autor hace gala en sus artículos. Esto te hace esbozar una sonrisa amarga a veces, y asientes con complicidad, pensando “y que lo digas, ahora sucede exactamente lo mismo”.  Llama muchísimo la atención la inmensa cultura y la increíble capacidad de crítica que demuestra el autor, sobre todo teniendo en cuenta que no llegó a los treinta. Muchos de nosotros no seríamos capaces de realizar un análisis así ni en un millón de años.
La parte mala es que, en algún artículo, Larra se enreda con nombres y datos históricos, lo que detiene mucho el ritmo de la narración, y, en ciertas ocasiones, llega a aburrir. Sobre todo si os pasa como a mí y la historia no es vuestra materia favorita. En algunos escritos me daba cuenta de que estaba leyendo sin enterarme de nada…
Sin embargo, a todos aquellos que os guste la historia os lo recomiendo, pues ofrece una visión muy crítica de esta época. A los que no os interese demasiado, algunos de los artículos son amenos, nos ofrecen una pintura de esos años y, además, nos permiten entender la personalidad de Larra, siempre marcada por el inconformismo y, de alguna manera, la desesperación de ver cómo su país se hundía por la ineptitud de los políticos y la hipocresía. Este sufrimiento, el desasosiego (muy patente en el artículo Día de los difuntos de 1836 “Fígaro” en el cementerio)  junto con el mal de amores, le llevó a perder la esperanza y a acabar con su vida tan joven.
Resumiendo, os recomiendo leer poco a poco los artículos, no todos de golpe, pero sí de vez en cuando, así no os cansaréis.
Espero que hayáis empezado bien el año y que el 2018 os traiga todo aquello que le hayáis pedido. Yo no soy de pedir deseos ni cosas de esas, soy de las que confía en las capacidades de cada uno más que en los “milagros”, así que seguiré trabajando en mis proyectos hasta terminarlos, con toda la ilusión que me quepa en el cuerpo y toda la fuerza que tenga en la mente. Nos veremos por aquí, pues yo aquí sigo, y aquí os espero. Gracias.

Citas:
“Todos tenemos miedo: los cobardes a todo; los valientes a parecer cobardes”.
“¿No renuncias a tus derechos en el acto de no reclamarlos? ¿No lo autorizas todo sufriéndolo todo?”
“Quise refugiarme en mi propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos.

¡Santo cielo! También otro cementerio. Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero! ‘¡Aquí yace la esperanza!’.”