El miércoles acabé mi segundo
libro del año (el primero fue La vida es
sueño de Calderón de la Barca y no hice reseña, aunque tal vez algún día me
anime y la haga…), El peso del corazón
de Rosa Montero. Este libro fue un regalo de Navidad. Mi madre me tuvo “secuestrado”
el cuadernillo donde apunto los libros que me llaman la atención (una especie
de wishlist analógica) y decidió regalarme
éste. El día que añadí a mi lista este relato lo hice porque escuché una
entrevista de Rosa Montero en la Cadena Ser sobre la novela y me pareció llamó la atención. Además, hace muchos años leí Historia
del Rey Transparente, y tenía un buen recuerdo, así que tenía ganas de repetir
con la autora. Os dejo con algunos datos y la sinopsis, y vuelvo con mi
opinión:
Portada El peso del corazón |
Título: El peso del corazón. El regreso de Bruna Husky
Autora: Rosa Montero
Editorial: Seix Barral
Año: 2015
Páginas: 397
Género: distopía, thriller
Sinopsis
Contratada para resolver un caso
a primera vista sencillo, la
detective Bruna Husky se enfrenta a una trama de corrupción
internacional que amenaza con desestabilizar el frágil equilibrio entre una
Tierra convulsa y la dictadura religiosa de Reino de Labari. En un futuro en el
que la guerra está supuestamente erradicada, Bruna lucha contrarreloj por la
libertad y en defensa de la vida, mientras asimila los sentimientos
contradictorios que le produce hacerse cargo de una niña pequeña.
Bruna Husky es una superviviente
capaz de todo que se debate entre la autosuficiencia y la desesperada necesidad
de cariño. Es una fiera atrapada en la cárcel de su corta vida, un tigre que va
y viene ante los barrotes de su jaula “para que no se le escape el único y brevísimo
instante de la salvación”, como el felino de la bella frase de Elias Canetti.
El peso del corazón es un thriller,
una novela de aventuras política y ecológica, de fantasía y ciencia ficción, un
relato mítico, un cuento para adultos, una reflexión sobre la creación
literaria, una metáfora sobre el peso de la vida y la oscuridad de la muerte…
¡Y una historia de amor!
Rosa Montero regresa al mundo
fascinante que creó en Lágrimas en la
lluvia y nos sorprende de nuevo con esa potencia narrativa que ha
convertido a Bruna Husky en una protagonista legendaria.
Mi Opinión
El peso del corazón es la segunda parte de Lágrimas en la lluvia, aunque no es necesario haber leído esta
primera para entender la novela que nos ocupa. Eso sí, siempre te queda la duda
de si ciertas cosas que se dan por hecho en la segunda parte han sido
descubiertas en la primera, y por lo tanto explicadas con más detalle, así que
yo no dejaba de cuestionarme: ‘¿qué me habré perdido?’. Así que probablemente me
lea Lágrimas en la lluvia, para descifrar
totalmente ese mundo que ha creado Rosa Montero.
Y es que la autora configura una historia
distópica y detectivesca a partes iguales, nos muestra nuestro planeta en el
futuro, en lo que nos hemos convertido y en lo que hemos transformado el mundo.
Me encantan los libros que aportan esa fantasía, admiro profundamente la
imaginación de los autores capaces de crear mundos verosímiles, y a la vez muy diferentes
de lo que nos rodea. Un ejemplo es la construcción de la sociedad de Labari (un
mundo artificial),que está magistralmente descrita por Montero: su organización
medieval, el sistema de castas, como cada individuo queda definido por su rango…
Es cierto que se inspira en algunos aspectos de la realidad, mas eso es
precisamente lo valioso, que aunque presente diferencias, siempre lo puedes
identificar con algo cercano, de manera que puedes reconocer esa crítica a las
injusticias de nuestro presente en ese ficticio mundo futuro.
La autora usa ese procedimiento
con asiduidad en el relato, gracias al distanciamiento que nos produce el
tiempo, vemos un extenso análisis a la política y a la sociedad actual. Observamos
paralelismos con lo que sufrimos hoy, como por ejemplo el exceso de información
que nos llega que, sin embargo, produce una gran desinformación. Solo sabemos
lo que se nos permite conocer. Además, también se cuestiona esa especie de terracentrismo
(relacionándolo con el eurocentrismo) que sufre la protagonista. Ella desdeña
una sociedad, la terrícola, que la discrimina, pero cuando está en Labari, se
siente con la autoridad de censurar su sistema, que desde luego que es
horrible, pues allí se carece de lo fundamental: de libertad. Libertad para
poder luchar y prosperar, en definitiva, esperanza. No obstante, eso no quita
para que exista en este personaje una suerte de doble moralidad.
Y precisamente ahora quiero
hablar de la protagonista, Bruna Husky. Bruna es una detective androide, tecnohumana,
replicante. Sí, replicante, como en Blade
Runner (tengo que ver esta película), la autora reconoce que se ha basado
en esta cinta para atribuirles el nombre. Bruna está muy bien construida. Es
fuerte, decidida, pero a la vez es sorprendentemente humana, y esto es lo que
más puede gustar al lector, esa contrariedad, es lucha entre su mitad humana (acentuada
por su particular historia) y su mitad no humana. Bruna está llena de
contradicciones, aborrece a los humanos, sin embargo, a la vez los envidia en
algunos aspectos. Ella quiere ser menos humana de lo que es, pero siente
pasión, odio, celos, ¿amor…?. Y la emoción que con más fuerza padece es el miedo. El
miedo a la muerte. Los tecnohumanos solo viven diez años, y a Bruna le quedan
tres y algo. Y eso le atormenta, incluso la bloquea en ocasiones. Se sabe
caduca y no quiere tener aferrarse a nada para no sufrir. Muy barroco. Y te hace
plantearte la gran pregunta, ¿es bueno saber cuándo vamos a morir? Pues según
la experiencia de Bruna, parece que no.
Otro personaje que me ha
encantado es el de Yiannis. Es el más actual, el que más se parece al ser humano
de hoy en día. Disfruta del pasado más que de su presente, y creo que por eso
sufre depresión. Sin duda, es un secundario encantador.
Al final del libro, Rosa Montero
deja unos archivos ficticios con ciertas aclaraciones sobre la historia de los “Estados
Unidos de la Tierra” muy interesantes. Y también, en los agradecimientos,
explica que se inspiró en un documental para la trama y, por el tema que trata,
podría ser interesante verlo, pues es algo que, de alguna manera, nos incumbe a
todos.
Si tuviera que señalar algunos
aspectos que me han gustado menos, el desarrollo de algunos personajes es algo
predictible (que no me es posible desvelar porque no quiero hacer spoiler). Y luego que Bruna, pese a toda
la fortaleza que demuestra durante el relato, cuando llega el momento decisivo,
resulta ser sorprendentemente pasiva, una mera espectadora, y eso me decepcionó
un poco. Y otra cosa, una tontada sobre el estilo, a veces chirría que en medio de
una descripción o diálogo especialmente profundo, la escritora meta un “se
sorbió los mocos” o palabras como “tetillas”. Esto sí que es totalmente mi
opinión, quiero decir, a mí me resultaba poco acertado, aunque es posible que a
otras personas no les moleste en absoluto. Puede que sirva incluso para relajar la
tensión. No sé.
En general me ha parecido un
libro muy completo, entretenido, fácil de leer, que engancha desde las primeras
páginas, pues los misterios se van enlazando unos con otros y tienes ganas de
resolver todo. Pasan cosas continuamente, y están bien hiladas. Además, como ya
he dicho, permite reflexionar. No obstante, como muchas otras distopías me
demuestra que tenemos muy poca fe en el ser humano, nos auguramos un futuro
oscuro, desigual, doloroso. Un verdadero retroceso ético.
Más allá de filosofías, Bruna es
un personaje memorable, y el libro es muy recomendable, así que, ¡leedlo!
Citas
“Existían decenas de cadenas de
noticias y, por añadidura, las pantallas públicas estaban supuestamente
abiertas a todos los ciudadanos, pero pese a esa enorme diversidad había momentos
en los que todo cuanto podía verse y saberse era lo mismo, como si los estratos
más poderosos de la sociedad cerraran filas para manipular la información y
reducirla a un solo mensaje”.
“Ella no era nada, no era nadie.
Demasiado humana para ser tecno pero decepcionantemente tecno para los humanos.
La soledad del monstruo era absoluta”.
“A mí siempre me han dado miedo
los que tienen más respuestas que preguntas”.
“No importa lo que se tiene; lo
jodido es lo que se añora”.
“La vida ama vivir, pensó”.
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