Tal vez cuando leas esto pienses
que estoy loca. Que te quedan muchas más épocas estivales como para afirmar que
este será el mejor verano de tu vida. Pero créeme, he pasado por ese periodo, y
por unos cuantos más, y cada vez estoy más segura de que como aquél, no habrá
otro.
Has terminado el bachiller, has
aprobado la PAU (antes selectividad, después, Dios dirá en qué se convierte) y
puedes afirmar que un ciclo de tu vida ha acabado para siempre. Miras con cierto
rencor los muros de contención de ese edificio que te ha retenido durante seis
años, después pasarás por su lado con nostalgia. No te voy a mentir, la universidad
no está nada mal, es distinta, allí eres más libre, pero en el instituto has
crecido, has comenzado a ser tú, tu futuro tú, has sentado las bases del adulto
en el que te convertirás, en lo bueno y en lo malo. Y dentro de unos años
justificarás tus acciones por lo que viviste allí. Y me darás la razón, ya
verás.
Como decía has cerrado una etapa.
Y dispones de tres meses para saborear la libertad de no tener que preocuparte por nada en especial,
de no pensar en qué harás en septiembre, de ser feliz y disfrutar. Nunca más
tendrás la certeza de que, a pesar de que has roto con algo, un nuevo horizonte
se abre para ti. Después hay que lucharlo todo, pelearlo con rabia. La ilusión
ya es distinta, siempre estará tildada de responsabilidad, de deber. Primero un
curso tras otro, y aunque no tengas que estudiar para septiembre, tú sabes que
no has terminado, y ya no es lo mismo. Cuando por fin completes tu grado… eso
ya es otro cantar.
En este momento recorren tu
cabeza mil planes. Tantos que no conseguirás realizarlos todos, pero es la
ilusión la que te guía, el deseo hipnótico de ser feliz, porque por fin tienes
tiempo para dedicarlo a todo lo que has dejado de lado durante el curso. Ya no
sientes el cansancio, estás cargado de energía, hambre de mundo, de salir todas
las tardes, con la misma gente y haciendo lo de siempre. Y sí, eso es la encarnación más próxima de la felicidad.
Y qué decir de la amistad. Nunca
sentirás unos lazos tan fuertes como los que has estrechado durante estos años.
Los amigos de adolescencia son los más intensos, los que más gustan y los que
más duelen. Habéis luchado juntos y lo habéis celebrado juntos, en Salou, cómo
no. Tal vez, y sólo tal vez, esa unión que crees inquebrantable algún día se
rompa irremediablemente para siempre. Y no te darás cuenta, aunque te parezca
algo improbable e irremisible. Incluso es posible que ni te duela perder a esas
personas. Pero este verano son TUS AMIGOS, con mayúsculas y estás orgulloso de
ellos, porque son importantes para ti. Harás otros a lo largo de tu vida, puede
que sean hasta mejores, pero la sensación de grupo que tienes ahora ya no será tan
intensa, y, sobre todo, nunca la sentirás tan irrompible.
Y así es, créeme. El mejor verano
de tu vida. Así que, hazme un favor: disfruta.
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